jueves, 11 de febrero de 2010

Tristeza nao tem fim...

Creo que todavía no me lo creo del todo. Anoche, en medio de una cena a solas con Fede, recibí uno de esos llamados que uno nunca quiere recibir. "Tengo malas noticias'', escuché del otro lado del teléfono. Entendía lo que me estaban diciendo, pero no lo comprendía. Me parece que por unos segundos se me nubló la visión y se me hizo un nudo en la garganta. Lo que Astrid me contaba era que Eduardo, mi querido compañero de dpa, había fallecido. Sorpresivamente. De un día para otro. Hoy la noticia está en todos lados. Eduardo Kimel fue un periodista prestigioso, que hizo historia. Pero para mi fue "Ecuador", "Kimel", "mi compañerito de banco", o lo que fuera. Era el compañero que me hacía reír, que me hacía enojar, con el que compartía la pasión por la comida, las charlas sobre los knishes, el Sarmiento, dónde se comía una buena pizza en Villa Crespo, o la música de Zitarrosa o los Olimareños. Era el que viajaba conmigo en subte para charlar un rato. O que me llevaba a casa en su auto a pesar de que no le quedaba de paso. Ayer, en medio de mis vacaciones y de paso por Buenos Aires, pude ir a despedirme de él un rato. Hoy, en Uruguay, sigo sin poder creerlo y tengo cierto temor de lo que voy a encontrar a mi vuelta. Me temo que quizás el silencio sea demasiado doloroso.